Pintado por Goya en 1783 durante una estancia del artista en Arenas de San Pedro (Ávila), el cuadro, que no ha figurado nunca en ninguna exposición, ya que ha permanecido con la familia para la que fue pintado, retrata al infante Luis María de Borbón y de Vallabriga cuando tenía seis años y tres meses, de cuerpo entero y de pie, vestido de azul-añil con los colores de su pertenencia a la casa de Borbón.
En la obra, que formaba pareja con el retrato de su hermana mayor, la Condesa de Chinchón, el infante sostiene en la mano izquierda un compás y en la derecha la pieza central de un rompecabezas de la península ibérica, y a la derecha del público hay una silla con un mapa de la geografía europea.
Hijo del infante Don Luis de Borbón, hermano de Carlos III y de María Teresa de Vallabriga, Luis María de Borbón y Vallabriga fue consagrado obispo en 1799, ocupó la sede de Sevilla y un año más tarde tomó los hábitos del Cardenalato de manos de Pío VII.
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