domingo, 13 de enero de 2008

Vidas Minadas, 10 años después. Gervasio Sánchez e Intermon Oxfam.

Las minas terrestres antipersona son artefactos explosivos diseñados para herir o matar a personas. En sus inicios fueron empleadas para evitar la desactivación de las minas antitanque y para proteger determinadas zonas estratégicas. Pero se hicieron tan populares, que su uso y producción se generalizaron en todo tipo de conflictos.
Una variedad son las bombas de racimo, que al abrirse dispersan una gran cantidad de pequeñas bombas, muchas de las cuales no estallan en el acto.

Arrojadas desde el aire o sembradas sin control, las minas antipersonal pueden permanecer activas indefinidamente. Como su sembrado generalmente no se realiza de manera controlada, no siempre hay información de la cantidad de minas que hay diseminadas ni las áreas minadas, lo cual hace muy compleja y cara la limpieza de las zonas minadas (localizar y destruir cada mina tiene un coste medio de unos 770 euros).
Cuando estallan, no distinguen entre civiles o combatientes, niños o trabajadores humanitarios, lo cual hace que provoquen un gran daño en la recuperación posbélica para el futuro desarrollo económico de los países.

Las minas antipersonal están expresamente prohibidas por el Derecho Internacional Humanitario (DIH), cuya misión es reducir al máximo el sufrimiento humano, limitando el tipo y el uso de las armas en un conflicto para evitar sufrimientos innecesarios, proteger a la población civil, a los prisioneros de guerra y a los combatientes heridos.

El proyecto fotográfico de Gervasio Sánchez se plasma en varios libros de fotografías de víctimas de las minas, editados por Blume.
Vidas Minadas (1997)
Cinco años después (2002)
Vidas Minadas diez años después (2007)
Todos los derechos de la venta de estos libros van para apoyar un proyecto de reinserción de mutilados por las minas antipersona en

Siete mutilados, originarios de algunos de los países más afectados por el problema : Angola, Mozambique (Sofia Elface), Afganistán, Camboya (Sokheurm Man), Nicaragua, El Salvador (Manuel Orellana) y Bosnia-Herzegovina (Adis Smajic), ponían en 1997 rostro a este drama;

En la edición de 2007, los siete vuelven a aparecer en compañía de dos testimonios más recientes, de Irak (Fanar Zekri ), Colombia (Mónica Paola), Afganistán (Firoz Ali Alizada y Medy Ewaz Ali) y Camboya (Mao Rattanak).

Nuevos y antiguos conflictos confluyen a través de los rostros de algunas de sus víctimas en un mensaje común: queda mucho por hacer en la carrera contra las minas.

Para adquirir el libro: enlace

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