viernes, 18 de abril de 2008

Exposición Manolete y la tauromaquia en Aragón, en el Palacio de Sástago

El Palacio de Sástago de Zaragoza acoge, a partir de este viernes, las exposiciones taurinas "Toros y toreros en Aragón" e "Intimidad. Manolete a través de la cámara de Ricardo", que podrán visitarse hasta el 17 de mayo.

La exposición "Toros y toreros en Aragón" repasa la historia de la tauromaquia en la Comunidad, desde la Prehistoria hasta la actualidad, y contará con piezas restauradas y recuperadas por la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) procedentes de colecciones municipales y privadas, como grabados de Goya o carteles publicitarios de principios del siglo XX.

"Intimidad. Manolete a través de la cámara de Ricardo" es una selección de 31 reportajes gráficos que el fotógrafo Ricardo Rodríguez Sánchez, amigo de Manolete, realizó a lo largo de 45 años de profesión y que muestran la parte más humana del afamado diestro.

En la exposición sobre tauromaquia en Aragón destacan el cuadro del pintor Julio Romero Torres, "Ofrenda al toreo", restaurado por la DPZ para la ocasión, los calcos de las pinturas prehistóricas de Albarracín dedicadas al toro, que tienen más de 3.500 años, y las aras "taurobólicas" (toros tallados en piedra), encontradas en el municipio cincovillés de Farasdués.
La exposición fotográfica dedicada a Manolete, que también recoge imágenes de otros toreros de su época, muestra momentos particulares de la vida del diestro, como su entrada en Linares, el encierro en el hotel antes de salir al ruedo, o el féretro de su muerte. "Ricardo fue el primero en sacar a Manolete sonriendo", aseguró su hijo Florencio Rodríguez, quien destacó "el perfil flaco y la mirada melancólica" del torero, que se repite en sus retratos fotográficos.
Esta exposición traza un panorama del toro y la tauromaquia en Aragón desde la Prehistoria hasta la época de Manolete.La muestra está organizada básicamente en tres ámbitos:

I- Dedicado a la Prehistoria y la Antigüedad hasta la Edad Media. Ahí se muestran el culto al toro, muy importante en el solar aragonés, desde los toros de Albarracín (pinturas prehistóricas de más de 3.500 años) pasando por las Culturas Ibérica y Celtibérica hasta la Antigüedad Tardía, con objetos tan simbólicos con el Taurobolio de Farasdués (Ejea de los Caballeros).
II- Se analiza el origen del toreo en Aragón a través de una serie de documentos medievales donde se tiene constancia de “un campo del toro” en diferentes municipios de Aragón, especialmente en Zaragoza. El Coso de la Misericordia es la principal plaza de toros de Aragón y de España, se le dedica una sección a su historia, con un recuerdo especial a Ramón de Pignatelli y a Francisco de Goya que grabó algunas de sus más importantes estampas de tauromaquia inspirado en la plaza de toros de Zaragoza y Martincho.
III- Se revisa la historia del toreo en sus siglos de oro, siglos XIX y XX, a través de sus figuras principales, Herrerín, Ballesteros, Nicanor Villalta, Gitanillo de Ricla y Fermín Murillo, todo ello acompañado por una importantísima colección de carteles taurinos de los principales cosos ejecutados por Marcelino de Unceta, Victoriano Balasanz, César Ruano Llopis, etc.

3 comentarios:

Rita dijo...

Perdon, pero no he visto ningún apartado Tortura... ¿dónde se supone que incluyen esta exposición? ¿En Arte(?¿?), Cultura (?¿?¿?), Fotografia (¿?¿?¿...?
Sencillamente penoso.
Bienvenidos a la España del S.XV.

Alicia Almarcha Delgado dijo...

Sí, yo también quisiera saber dónde está este apartado de Tortura.
Rita amiga, aunque sea algo extraordinariamente cruel, se sigue mostrando y ensalzando el horror en su estado puro, como si fuera algo elogiable, algo valioso, algo digno de ser alentado y defendido. Dios mío, cuanta pena siento.

Mª Angeles dijo...

Como se puede calificar el sadismo en su más pura expresión como "arte y cultura"
Eso seria decir que los crimenes de "Jack, el destripador", son tambien arte y cultura.
Por favor, no confundamos estos termínos con la degradación humana, su inmisericordia, su carencia de sentimientos propio del verdadero humano, con la plebe vociferante y sedienta de sangre del circo romano.
Para quien no lo sepa, los tiempos han cambiado. No estamos en los siglos I y III, sino en el XXI.