martes, 8 de julio de 2008

Ibercaja Actur recrea un hogar de 1908, en el que conviven la tradición y la modernidad

El centro Ibercaja Actur de Zaragoza recrea en la muestra "1908: Hogar y Agua" una casa burguesa del año 1908, en el que se celebró la Exposición Hispano-Francesa en la capital aragonesa. La muestra se puede visitar desde hoy y hasta el próximo 31 de julio.
La exposición reproduce todas las estancias de una vivienda marcada por el eclecticismo y los contrastes de una sociedad que vivía entre la tradición y la modernidad, en una época de grandes innovaciones, según explicó el comisario de la muestra, Mario Onieva.

Ibercaja inaugura esta exposición con motivo del XVII Congreso Internacional de Jóvenes Investigadores organizadas por el Instituto de ciencia e Investigación Juvenil de Aragón (ICIJA), apoyado por la entidad desde su creación hace 17 años, y que este año presenta un gran número de ponencias relacionadas con el agua y con la gestión de recursos hídricos con motivos de la celebración de la Exposición Internacional Zaragoza 2008, con el lema 'Agua y desarrollo sostenible'.

Los dos eventos han sido presentados hoy en rueda de prensa por el responsable de Obra Social y Cultural de Ibercaja, José Luis Lasala; Mario Onieva; y el presidente de ICIJA, Sergio Muñoz. También participa en la organización de los mismos Expo Zaragoza 2008.

La exposición que cada año acompaña al Congreso está marcada en este caso por la Expo, pero, no tanto respecto al uso del agua, sino para mostrar cómo se vivía en la época en la que Zaragoza celebró su anterior Exposición Internacional y para reflejar la transformación social que supuso.
De esta manera, continúan una serie de exposiciones etnográficas ligadas al congreso, que en otras ediciones han reunido vestimentas de diferentes países del mundo, arte precolombino o, en el caso de la edición de 2007, calzado de los diferentes continentes.

La Zaragoza de 1908 era una ciudad netamente agraria que estaba inmersa en grandes cambios, marcados por la modernización y la industrialización, que afectó a los hogares con cambios substanciales como la llegada de la red de agua corriente a los hogares, y la consiguiente red de alcantarillado, o también la instalación de luz eléctrica. Para Mario Onieva, en esta época se hizo el desarrollo urbanístico más importante de la ciudad y Zaragoza "dejó de ser un pueblo".
La vivienda recreada muestra cómo en las viviendas burguesas se incorporaban los nuevos instrumentos que estos dos elementos permitían duchas, grifos, o lámparas y teléfonos, junto a otros elementos antiguos de valor. Con estos últimos, como el mobiliario, la vajilla o las obras de arte, apuntó Onieva, se demostraba la riqueza de la familia de la que se provenía.
En el caso de la exposición, se incluye un lienzo de Francisco Bayeu y una cabeza de una escultura romana del siglo II, hallada a principios de siglo durante las obras de urbanismo del ensanchamiento de la ciudad.

Otras zonas de la casa, destinadas al trabajo de los sirvientes, como son la cocina o el cuarto de plancha, muestran menos lujos, y en ellas se pueden ver todos los instrumentos con los que se trabajaba. Todos ellos son del año 1908 ó anteriores y provenientes de muchas colecciones distintas en las que destaca las pertenecientes a la Familia Barbié.

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