sábado, 6 de septiembre de 2008

Más de 70 campanas y 125 tambores interpretarán un concierto el martes como regalo del SEEI a Zaragoza

Hasta 72 campanas de situadas en 16 campanarios de 13 iglesias y tres edificios civiles, junto a 125 tambores interpretarán un concierto el próximo martes, 9 de septiembre, a las 21.30 en el centro histórico de Zaragoza como "regalo" de la Sociedad Estatal de Exposiciones Internacionales (SEEI) a la ciudad en muestra del agradecimiento a todos los zaragozanos por su acogida y hospitalidad durante los meses de la Exposición Internacional 'Agua y Desarrollo Sostenible'.

Se trata de un concierto "absolutamente singular y es un regalo a la ciudad de enorme hermosura en la que se mezcla la música y la arquitectura porque la música saldrá de la arquitectura y oiremos a los edificios que hacen música", explicó el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch.

Desde el Ayuntamiento se emitirá un bando para difundir el concierto entre todos los ciudadanos y con la finalidad de que zaragozanos y visitantes "vivan esta experiencia recorriendo las calles", animó Belloch.
El presidente de la SEEI, Javier Conde de Saro, relató que se trata de un "regalo musical y estético a Zaragoza y que se transmite por esta vía trascendente para unir a toda la ciudad", una ciudad que para Conde de Saro "simboliza la esencia de una ciudad milenaria, de las que hay pocas en el mundo, y es una experiencia estética de gozo para expresar nuestro agradecimiento a Zaragoza".

El también comisario del Pabellón de España en Expo 2008 aseguró que tanto el Ayuntamiento de Zaragoza como el Arzobispado "han recibido esta iniciativa con pasión y entrega" y ensalzó la figura del compositor, Llorenç Barber, a quien describió como un "artista en el sentido amplio de esta experiencia musical".

Por su parte, Barber relató que el concierto 'Salduie', cuya partitura también se regalará a la ciudad de Zaragoza, es un "acto de afirmación del ciudadano de retomar la ciudad acústica porque una ciudad es más acogedora cuanto mejor suena".

El compositor describió la obra musical como una "acción singular en la que cada ciudadano compone su sinfonía porque elige el itinerario. Incita a moverse porque cada diez o quince metros suena distinto" durante los 55 minutos de duración del concierto.
En este sentido, animó a los ciudadanos y visitantes a "ser receptivos" y a elegir un punto desde el que escuchar las melodías y precisó que con este concierto "no se pretende que suene muchísimo, sino que suene sutilmente".

Como propuesta indicó que un itinerario posible comenzaría en la zona del Seminario de San Carlos, seguir por la Iglesia de San Pedro Nolasco, la Iglesia de Santa Cruz y terminar en la plaza del Pilar porque el objetivo final es que todos los asistentes se concentren en este punto neurálgico de la ciudad.

El arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, expresó su "honda" satisfacción porque las iglesias de Zaragoza participen de este concierto de campanas que "son el instrumento musical al que más acostumbrados estamos y que se asocia a las iglesias o a los ayuntamientos".

Para Ureña, con esta iniciativa, las campanas se convierten en un medio para interpretar un concierto en el que a través de la música se puede presentir la presencia de lo absoluto" y concluyó al subrayar que "la Iglesia se siente orgullosa de poder participar de una experiencia tan moderna y singular".


CONSEJOS

Para interpretar este concierto se precisan más de 200 músicos del Conservatorio Profesional de Música de Zaragoza y de la Hermandad de los Tambores de la Cofradía virgen de la Dolorosa.
El compositor ofreció una serie de recomendaciones para escuchar el concierto 'Salduie' entre las que apuntó la idoneidad de consultar un mapa donde "se le aclare el embrollo de este empeño plurifocal y urbano". Así mismo, propone crear alrededor de cada asistente un "espacio de atención y calma para atender convenientemente el sonar de los bronces. Deje las prisas y los motores apagados".

Advirtió, asimismo, de que "nadie espere melodías y ritmos conocidos y banales: es tan solo un concreto sonar de viejas campanas al aire" y recomendó por eso buscar lugares abiertos y moverse guiados por el oído.

También sugirió que los ciudadanos no se sitúen muy cerca de un campanario porque velará los "diálogos" y concluye al apuntar que hay que tomarse tiempo y recrearse en el "gozo de lo distinto" para finalmente "abrir de par en par las puertas de la sensibilidad y la memoria".

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