miércoles, 5 de agosto de 2009

Llega al Palacio de Sástago de Zaragoza la esencia escultórica de Oteiza.


La obra del polifacético y polémico artista vasco Jorge Oteiza se exhibe desde hoy en el Palacio de Sástago de Zaragoza, una exposición que resume su esencia escultórica y acerca al espectador a una parte de su trabajo más desconocido, el dibujo, con una serie inédita, "Suite Faraldo".
Procedentes de una colección privada, las obras, 20 dibujos y 18 esculturas, abarcan todas las épocas de un artista (Orio, Guipúzcoa, 1908-San Sebastián, 2003) polémico cuya escultura "respira" una tranquilidad e indiferencia "que no tiene nada que ver con su propio carácter".
Así lo ha asegurado hoy en la presentación de las obras el comisario de la exposición, Ricard Mas, acompañado por el director del área de Cultura de la Diputación de Zaragoza, Alfredo Romero, y el director de la Galería Windsor Kulturgintza de Bilbao, Roberto Saéz.


"La obra de Jorge habla por sí misma", ha señalado Sáez, y esta exposición reúne creaciones sobre papel, quizá el trabajo menos conocido del artista, y esculturas didácticas con las que el espectador quizá pueda llegar a entender mejor al autor.


Abarca todas las épocas, desde la figuración de los años 30-40 hasta sus últimos trabajos de los 60 y entre las esculturas destacan el frontón vasco y un modelo de la "Piedad" de la basílica de Aránzazu.


"Se trata de una exposición de gabinete, pequeña, para ser contemplada en la intimidad", ha explicado Mas, porque el dibujo y la escultura son "para acercar mucho las narices y darle vueltas. Hacerle como una danza alrededor".


Y en el caso de la obra de Oteiza, ha apuntado, es más importante aún, porque es el artista que lleva de una forma más clara al "vacío" de las vanguardias, a "esa pureza tan extrema que acaba por descubrir el propio autor, que se queda sin espacio después de desocupar cubos y esferas y, consecuentemente, deja de trabajar" y abandona la escultura a finales de los años 50.
Por eso, ha insistido, es importante que el espectador "se acerque, dé vueltas y se integre en esos espacios". "No importa el tamaño de la esculturas, porque las esculturas de Oteiza funcionan siempre, en el tamaño que sea".


Además, ha insistido en que la obra de Oteiza transmite "una tranquilidad, una indiferencia, que no tiene nada que ver con su propio carácter" porque Oteiza, siguiendo la gran tradición vasca, es un "jesuita" de la metafísica, de las formas, de esa "nueva religión" del plasticismo, del constructivismo que arranca en la Rusia revolucionaria en pos de una nueva geometría que no necesite explicar referentes externos.


"En el fondo -ha apostillado el comisario de la muestra-, más que escultor es un místico y un investigador de la nada", además de un hombre polémico, en contra de todo y peleado con todo el mundo, especialmente de Eduardo Chillida, aunque después de treinta años de tensiones y distanciamiento hubo una reconciliación.


En el caso de Oteiza, ha afirmado Sáez, fue "sincera", porque era una persona "humanamente enorme" a pesar de ser un "cascarrabias", pero en el de Chillida, fue "teatral".


Por su parte, Romero ha hecho hincapié en que la DPZ, con este muestrario no muy grande pero sí "muy preciso" de la obra de Oteiza que permanecerá en Zaragoza hasta el 20 de septiembre, sigue la estela de las obras de los grandes creadores.


Noticia de la Agencia EFE.

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