La exposición está formada por 99 piezas, entre pinturas, dibujos, esculturas y una instalación, muestra su compromiso dual con la realidad. Conceptos y sentimientos que se funden y conviven en un mismo espacio.
Santiago Arranz, (Sabiñánigo -Huesca-, 1959), después de casi treinta y cinco años de trayectoria profesional, parece que está cerrando un ciclo vital decisivo y quiere mostrarnos los aspectos conceptuales y los resultados plásticos más significativos entre cuantos pueden identificar dos de los ámbitos o itinerarios fundamentales del vasto universo que conforma su personal realidad creativa: por un lado, un riguroso compendio de obras recientes o muy próximas en el tiempo que derivan de sus intervenciones en grandes proyectos arquitectónicos; por otro lado, el reciente retorno a la práctica de una pintura más apasionada y pletórica de emociones que nunca, extraordinariamente representada aquí por un conjunto de obras de mediano y gran formato y una pequeña serie de pequeñas piezas cercanas a lo metafísico.
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