miércoles, 7 de diciembre de 2011

Exposición de Beatriz Orduña en el Patio de la Infanta.


Exposición en el Patio de la Infanta de Beatriz Orduña compuesta por 24 fotografías en las que esta artista zaragozana de 36 años recrea "una estética pura, limpia, sin aristas, fría de concepto pero ardiente de contrastes y, sobre todo, de juegos visuales. Y en todas, un objeto que se repite: la copa de vino. Copas y copas de vino que se entrelazan de formas quizás imposibles", destaca Ibercaja en un comunicado.

Casi todo es cuestión de perspectiva. Seguro que lo han pensado mil veces. Pero tratándose de la fotógrafa Beatriz Orduña (Zaragoza, 36 años) la cosa puede ponerse más que interesante. Un vino dentro de otro, un borde que resbala, un cristal que se escapa, el eco del vino reflejado en nuestra boca…
Beatriz recrea un estética pura, limpia, sin aristas, fría de concepto pero ardiente de contrastes, y sobre todo de juegos visuales. En sus 24 fotografías reales – hechas realidad más bien- que componen esta exposición “De lo real a lo imposible” en la Sala de Exposiciones de Ibercaja podrán ver ustedes mucho más allá de 24 imágenes imposibles.
De la embriaguez emocional que nos da el vino nos habla una de sus fotografías más blanquecinas y desenfocadas. Y también nuestro ojo se afina para captar con exactitud el color depurado del vino rojo: rosso que dicen los italianos y rouge los franceses. Pura delicadeza.
 
La autora lleva tras de si varias exposiciones colectivas e individuales. Y le gusta jugar. Jugar con los espejos, las duplicidades, los colores, y sobre todo con la luz y la no luz. De hecho, su especialidad es la iluminación y en todos sus trabajos nos habla a través de una luz tan personal que nos hace respirar.
Las fotografías de esta exposición nos enseñan un juego de formas inexistentes, en el que podemos aprender a contemplar un mundo cristalino de brindis que no existe pero que bien podría hacerlo. ¡Para qué si no se hace el vino con tanto esmero y dedicación!

Copas y copas de vino se entrelazan. Apetece estirar la mano y ¿cuál de todas ellas elegir?
A esta prometedora y creativa fotógrafa le interesa lo onírico, la realidad que no existe. E incluso puede que le guste soñar despierta, imaginando cómo se acaricia mejor una copa de vino: si con las manos o con los ojos. Para mí que ella se atreve a acariciarlas con su cámara.



Beatriz Orduña muestra una clara vocación por crear perspectivas irreales, construidas con sensibilidad, luz incesante y encuadre propio. Su lenguaje es también el de los espejos; esos que duplican, empequeñecen, mienten o recrean un mundo simbólico de repeticiones.
Puro vino en copa. Pura sensación. Y ya se sabe que sensación es sinónimo de vida. Como el vino.


Texto: Eva Rueda
Del 17 de noviembre al 22 de Diciembre en el Patio de la Infanta (San Ignacio de Loyola 16, Zaragoza)

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