Abstracción en la esencia verbal. Abstracción figurada en las imágenes creadas por Gloria García para esta exposición. Las medianeras de edificios derruidos son una metáfora de la atemporalidad que recorre todas las imágenes que vemos. Una medianera es la ausencia de lugar, de espacio. Es una frontera. Algo que nos conduce a donde queremos que nos conduzca porque es una nada que ha sido un todo. Gloria García, como los poetas y los pintores románticos, gusta de las ruinas. No de viejos monasterios o castillos escoceses, sino de pisos urbanos carentes de Historia, pero llenos de intrahistoria. Gloria rellena esa intrahistoria desconocida con huellas, con siluetas, con sombras: una suma superpuesta de nadas que, ajenas a toda regla matemática, se convierten en un todo creado por la mirada de la artista. Mirada llena de una curiosidad que busca en la invisibilidad de los no-espacios, que juega con la figura humana, articulada, geometrizada, para, desde el vacío, llegar a crear el tiempo, la temporalidad, la profundidad, la versatilidad.
La presencia de la naturaleza aporta ubicuidad, convierte el espacio en mundo real, aunque a veces las ramas de árboles dormidos se confunden con las estructuras que un día sustentaron las casas. Las hojas en sombra se reúnen con los estampados de los viejos papeles pintados, y crean una promiscua y versátil ambivalencia de naturalezas muertas. Otras veces, el árbol se transforma en columna vertebral de la suavidad, de la fragilidad humana. De ella sólo vemos y de manera velada, el exterior, la piel, igual que del mundo vemos su paisaje externo de cielos y medianeras blancos, sobre los que se proyectan las sombras, es decir, la oscuridad.
Galería Carolina Rojo
c/ Albareda 6, escalera derecha, 1º 3ª
50004 Zaragoza
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