El Museo Pablo Serrano nos trae esta instalación a Zaragoza, después de que ya se haya podido ver en la National Gallery de Berlín.
Frank Stella siempre vive con la incógnita de saber si el mural que ha pintado está acabado o no. Por eso, deja un margen en blanco para su continuación. Los 30 metros de lona que había pintado dentro de la serie que estaba dedicando al libro The Michael Kohlhaas Curtain, del alemán Heinrich von Kleist, estaban colgados de su estudio de Nueva York cuando Santiago Calatrava lo visitó y lo vio. Ya tenían la idea de hacer algo juntos y tanto Calatrava y Stella vieron que ese colorido mural podría ser el punto de unión entre la pintura y la escultura, por un lado, y la arquitectura y la escultura, por otro. Era el año 2009 y esta colaboración había surgido a propuesta de Cristina Carrillo de Albornoz que le había ofrecido a Calatrava hacer algo para el IAACC Pablo Serrano.
El mural de Stella es el más grande que ha realizado el artista norteamericano, aunque el valor de la instalación es "la fusión en la instalación de su trabajo y del de Calatrava" ya que, ese mural está rodeado por un toroide, "una figura en armonía y equilibrio perfecto diseñada con una forma atípica en arquitectura y geometría", tanto en su exterior como en su interior. En el extremo norte de la obra, la instalación se abre ligeramente para que el visitante pueda entrar y "darse de cara con la intensidad espacial del mural, como si de una capilla se tratara". Así, "una obra plana se convierte en una escultura que cobra un matiz arquitectónico".
El resultado visual es espectacular tanto por la monumentalidad de la propuesta como por la cercanía de esos colores vivos cuando te introduces en ella: "El mural es la historia de un rebelión que es lo cuenta el libro en el que está basado. El protagonista es un hombre al que le roban los caballos y lucha por recuperarlos incluso en la justicia. Es el relato de muchos cuentos y la historia de una lucha lo que aquí refleja Stella".
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