jueves, 3 de diciembre de 2009

La estética de Anglada-Camarasa en el Museo Pablo Gargallo.



La estética de Anglada-Camarasa, primera exposición temporal que acoge el museo después de su ampliación, reúne una selección de obras de la Colección Hermen Anglada-Camarasa Fundación la Caixa, cuya sede se encuentra en Palma de Mallorca y que se compone de óleos, dibujos, estampas, litografías y esculturas, así como de una serie de objetos personales coleccionados por el propio artista.
La exposición está ideada en base a tres temáticas que fueron fundamentales en la obra del artista, y nos descubre algunas de sus etapas estéticas más significativas: la vida nocturna parisina, la mujer y el paisaje.

Hermen Anglada-Camarasa es uno de los principales nombres del arte catalán moderno y, sin duda, el que más trascendencia internacional tuvo antes de los grandes nombres de la vanguardia, Miró y Dalí. Sin embargo, sólo actuó desde Cataluña en los primeros años de su carrera y en los años de la Guerra Civil española, motivo por el que hay que considerarlo un artista vinculado a dos mundos: por orden cronológico, primero el francés y luego el mallorquín.

Francia fue para Anglada su plataforma de lanzamiento internacional. En París, su obra fue equiparada a la de los grandes nombres de la pintura de su tiempo, como Klimt o Zorn; influyó sobre personalidades como el joven Kandinsky, inspiró montajes escénicos de Meyerhold y fue admirada por gente como Gorky o Diaghilev.

Anglada fue uno de los mejores cronistas del París nocturno de la Belle Époque, sin tratar de analizar sus contenidos, sino con la intención de extraer su radiante plasticidad. Después, a partir de 1904, representó una pintura manifiestamente decorativista, extravertida, dinámica y opulenta, exuberante de color, que sintonizaba con las inquietudes estéticas del mundo de los ballets rusos, a partir de una particular depuración de ciertos elementos populares hispánicos.

A partir de 1914, Mallorca sería para él el refugio dorado donde cambió su temática. Sin traicionar su estética personal bien definida, utilizó las peculiares formas del paisaje mallorquín, lejos de tentaciones puramente realistas, para crear nuevas sinfonías cromáticas brillantes de construcción. La Gran Guerra había cambiado el panorama histórico y cultural europeo, y él era consciente de que su mundo había quedado desplazado por los acontecimientos.

Fue entonces cuando fue insistentemente reclamado por los Estados Unidos, donde era considerado un hombre mítico de la pintura europea moderna. La magnitud de su fama en América en aquella época se puede valorar perfectamente si tenemos en cuenta que su primera intervención en la Exposición Internacional de Pittsburgh, en 1924, se produjo al año siguiente de haber sido especialmente invitado Pierre Bonnard, y unos años antes de ser invitado Claude Monet; sin embargo, Bonnard tuvo que concursar, mientras que Anglada y Monet fueron presentados fuera de concurso, como invitados de honor.

Museo Pablo Gargallo, Plaza San Felipe 3, Zaragoza
De Martes a sábado de 10 a 14 h y de 17 a 21h. Domingos y festivos de 10 a 14h.
Del 30 de Octubre de 2009 al 31 de Enero de 2010
Entrada libre.

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