Yan Liang captura imágenes de universos distantes para crear su personal mapa mundi. Sus obras no dramatizan la realidad, sino que congelan las sombras de la realidad misma. Los escenarios, sonoros, aúnan el goce de la vista y el oído por un igual. Vestigios de un tiempo perdido que ponen las sensaciones a flor de piel. Como perderse en laberintos lejanos, observando en una esquina como el engranaje del mundo gira al son del ritmo del palpitar de la calles. Es una puerta marcada esperando a que alguien se atreva a cruzar su línea visual, a vivirla con sus oídos. Entonces ¿Reinterpretamos la conciencia de un nuevo mundo o estamos siendo objeto de un experimento sensorial de Yan Liang?
El doble juego está hecho. Alea jacta est. Su fotografía se toma con los oídos, pero en ella queda inscrita su mirada, que observa la angustia de la escucha cuando nuestro oído ya ha cruzado la calle. Perderse en una calle y sentir como una mirada se posa sobre ti. No es una mirada, es una mimesis, una imagen imposible en la encrucijada de dos mundos enfrentados ¿luz o sonido? El resultado, un espacio vivo, transigente y flotante.
Del 17 de Diciembre de 2008 al 20 de Enero de 20098
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