sábado, 9 de junio de 2007

Hacer de la calle un museo, democratizar el arte. "Tercer Asalto" en Zaragoza.

No es posible que en la sociedad actual, el arte siga siendo un elemento elitista. Ya no estamos en el siglo XVII, el arte ya no debería ser el privilegio de una pequeña clase con dinero. Los museos, salas de exposiciones,... han permitido el acceso a la cultura a clases que antes la tenían vedada. Pero el siglo XXI exige ser valientes y dar un paso más. La corriente del street art (el arte de la calle) parece haber asumido esta bandera. "Es el arte del futuro. Ya se está viendo en muchos lugares, incluso en museos y galerías. Merece tanto respeto el arte en la calle que en el museo". Así de claro lo tiene Sergio Beltrán, el comisario del Tercer asalto, la cita zaragozana del arte urbano que ayer se inauguró y que cuenta con la participación de gente llegada de lugares tan variados como Italia, Alemania y Francia.

La calle Estébanes en el Casco Histórico de Zaragoza se transformo en el mejor museo de la ciudad. "Se trata también de colorear el entorno gris en el que vivimos mediante obras artísticas que surgen de las creatividades de cada uno de los artistas", señala Beltrán. Los muros estaban vigilados por hasta seis cámaras de vídeo, puestas para observar la reacción de la gente.

Unas respuestas que hasta ahora han sido muy positivas: "Luchamos porque este tipo de arte se normalice. Estos días se paraba mucha gente mayor y nos decía si las paredes se iban a quedar así para siempre, que estaba muy bien. La gente joven está más al tanto de este arte pero a la gente mayor aún hay que enseñárselo".

Ese es el objetivo principal de unas actividades que decoran una buena parte de lugares del centro de la ciudad (Espoz y Mina, calle Libertad, Independencia, plaza España y plaza San Felipe, entre otras). Es precisamente en la plaza San Felipe donde se podrá ver uno de los proyectos más atractivos del ciclo: "Mymo va a transformar un bus en un monstruo rodante", señala el comisario de la muestra, que sentencia qué es lo que diferencia los asaltos zaragozanos de otros festivales similares: "El marco de este festival es el propio arte, no jugamos con la música". Un arte urbano que es el paso definitivo que falta para que la democratización del arte llegue a buen puerto.

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