viernes, 4 de mayo de 2007

Pepe Cerdá expone en la galería de Carlos Gil de la Parra.

Pepe Cerdá expone en la galería y tienda de antigüedades de su amigo Carlos Gil de la Parra. Que también es compañero de viajes, y que conoce a la perfección la pasión del pintor por reflejar las instantáneas de la vida que le pasa al lado, sus colores y diversidad de elementos, un tesoro para el artista que los sabe apreciar. Desde hoy y hasta el 15 de junio, se podrá admirar un repaso de Cerdá a imágenes cotidianas de Zaragoza, producto de largos paseos y cortos viajes, de elementos de la naturaleza y de visiones acerca del papel del hombre en su transformación.
Algunas de las obras son remedos casi fotográficos de imágenes muy familiares para cualquier residente en la capital aragonesa. Otras se recrean en una orgía cromática atemperada, o exhiben una porción hiperrealista insertada en un conjunto atípico, y referencias tan peregrinas en apariencia como una gasolinera o el latigazo de un rayo sobre el casco urbano de Zaragoza.
El agua, referencia constante gracias a la Expo, aparece en su manifestación más clara, el Ebro, y también en el detalle de un huerto regado, o en un simple charco. Todo cabe en el universo creativo de Pepe Cerdá y en su infinito amor por la naturaleza.

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