miércoles, 16 de mayo de 2007

Zaragoza disfruta del ingenio creativo de Isidro Nonell

En 1903, un pintor catalán relativamente desconocido llamado Isidro Nonell hacía parada en Zaragoza en su camino hacia Madrid, donde esperaba conocer la obra de los grandes maestros expuesta en el Prado. Ya fuera porque la ciudad lo mereciera, o por lo desencantado y depresivo que llegaba del ambiente cultural de Barcelona, el hecho es que la ciudad le pareció maravillosa. "De la basura de las casas de Zaragoza se podría hacer un museo mayor y más decente que el de Barcelona", llegó a afirmar. Lo que sin duda no imaginaba es que su obra, revalorizada además por el tiempo y con la importancia que se merece, volvería a la capital del Ebro más de 100 años después.

Pero así es. Desde ayer hasta el próximo 1 de junio, la exposición Isidro Nonell. Antológica puede visitarse en el Centro de Exposiciones y Congresos de Ibercaja, con 67 obras que repasan "todos los periodos creativos del pintor", lo cual no es decir poco. Así lo aseguró Gloria Escala, comisaria de la muestra, que la presentó acompañada por Gonzalo de Diego, responsable de la entidad financiera para este tipo de eventos.

Por si le faltasen valores pictóricos, esta exposición adquiere importancia al ser la primera de este artista fuera de Madrid y Barcelona (las últimas, hace seis años). Además, las obras solo podrán disfrutarse durante este periodo, gracias al esfuerzo de Escala por reunir obras de ocho museos, cuatro fundaciones, cuatro galerías y 19 coleccionistas privados.


ENTRE MAESTROS

"La obra de Nonell se ubica entre la de Ramón Casas y Santiago Rusiñol y la de Pablo Picasso", ya que imita el estilo de los primeros en sus primeras obras, paisajes, pero supera su modernismo, y es claro referente del malagueño "en su época azul". A pesar de que sus dibujos resultan decididamente interesantes, la comisaria advirtió de una cierta "reiteración" temática en la pintura, por algo se le conoce como el pintor de las gitanas, aunque sea simplificar su trayectoria.

Su valor está más en "sus resultados audaces a nivel formal, la pincelada valiente" en sus retratos (y posteriormente, también en sus bodegones). También tiene mérito su convencimiento personal en su estilo, que le llevó a mantenerlo a pesar de no tener éxito durante 37 años. El reconocimiento le llegó en una exposición monográfica en la sala Faianç Catal , en 1910, pero solo lo disfrutó un año antes de morir.

Esta muestra de Ibercaja recorre la trayectoria pictórica de Nonell en orden cronológico, y sus dibujos en orden temático. En la primera, se aprecia su paso inicial por el paisaje, sus retratos de gitanas, y en menor medida gitanos y mujeres de raza blanca, y sus bodegones. Pero los primeros retratos ocupan la mayor parte de los muros de la muestra.

"No se sabe a ciencia cierta por qué escogía gitanas para sus retratos --aseguró la comisaria-- pero probablemente fuera una combinación de su compromiso con los desfavorecidos y el ser modelos baratos". En cualquier caso, su reiteración le permite trabajar en distintos aspectos formales, casi siempre con colores apagados, incluso en los que representan a la que se cree que fue su amante, Consuelo.

Sus ilustraciones, con las que triunfó en París, incluyen dos ejemplos de la curiosa técnica del dibujo frito, una curiosa "técnica secreta" de Nonell, basada en el calor, cuyos resultados en las texturas no se han podido imitar.

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